Mónica Rotgans
Luz y movimiento
El juego entre el movimiento y la luz es lo que se aprecia en la pintura de Mónica. Sus paisajes se esfuerzan por captar la intimidad que subyace a la identidad peculiar de la naturaleza y su entorno. Su paleta sutil capta la intensidad expresiva de los cielos holandeses y españoles, repartiendo en cada caso las tonalidades precisas. La abstracción que se ofrece en sus obras, se convierte en una indeclinable invitación permanente a la implicación perceptiva del espectador. Las formas y los colores se combinan de tal modo, que se difuminan suavemente los contornos entre la imaginación y los objetos. Después de haber practicado el óleo, Mónica se ocupa en este momento, principalmente, de la utilización de técnicas mixtas (materiales crudos y naturales), que transfiguran y traspasan los límites de las composiciones originales.
El toro bravo
Durante muchos años se ocupó preferentemente por el paisaje y la fiera. Su fascinación por el toro bravo se remonta a 1988, cuando lo convierte en línea temática. Ella trata de investigar en la vitalidad, la fuerza, el poder, la nobleza, la elegancia y el coraje del animal, como protagonista único. En tal sentido cultiva al mismo tiempo la escultura. En este momento, su tema dominante es tratar de conjugar la antítesis entre la fuerza y el movimiento (el toro) con el estatismo envolvente y absorbente de la madre tierra (el paisaje), en sus colores, materialidad y significación.
Mónica ha obtenido premios y realizado exposiciones, desde 1974, en su patria y en el extranjero. El ministerio de Asuntos Exteriores holandés adquirió sus pinturas para las embajadas de Nueva York, Londres, París, Otawa, Copenhague y Madrid. Ha sido comprada, así mismo, su obra por el Estado, el Ayuntamiento de Amsterdam, el banco AMRO de Tokio y el gobierno austríaco. Forma parte de colecciones privadas y públicas en Europa, Africa, Australia y Estados Unidos. En 1986, el Golden Tulip Hotel de Amsterdam adquirió una serie de 52 paisajes y vistas de la ciudad.